Hermano Mayor de la Santa Caridad (1663)

En el cabildo que celebra la Hermandad el  27 de  diciembre de  este mismo  año de  1663,  Miguel  Mañara  es  elegido  hermano mayor de  la misma.  Todos los años  sería   confirmado  en  el  mismo   cargo   hasta  su muerte en  1679 y  en  este  tiempo,  además de  dar  un  gran   impulso a  la cofradía  iba  a  convertirla,  y  el  mismo   con  ella,  en  la  gran  limosnera de  la  ciudad,  ayuda  y  consuelo   de  pobres,   enfermos y  necesitados.

En un primer momento se  preocupa  de  la  reforma interior  de  la Hermandad y de  renovar la vida  espiritual de  los hermanos. A seguido, y ante   una   nueva propuesta que   les hace,   puede   dar   comienzo,  finalmente,  al  primer hospicio   adherido   a  la  Santa  Caridad  de  Sevilla.  Lo inaugura en septiembre de 1664 en uno de  los almacenes que ha  podido conseguir de las reales  atarazanas, que  él  mismo adecenta y  aprovisiona de suficientes  mantas  y tarimas  para  los pobres,  alguna  que otra  cama para  los  más enfermos, y de  lumbre  y un  poco  de  alimento para  todos. En el hospicio  pasarán   las  noches,  atendidos  por  los  hermanos  de  la Caridad,  los  pobres  más desamparados,  mientras  los enfermos, una vez recogidos,  eran   llevados  a  la  mañana  siguiente, en  las  sillas  de  mano de  la  cofradía, a los  diversos hospitales  de  la ciudad.

Miguel Mañara ayudando a un moribundo (Eduardo Cano)

EI 10 de enero del siguiente año, Miguel Mañara redacta  una serie de  disposiciones por  las que  se irá rigiendo  en  adelante  el nuevo hospicio,  en el orden  tanto  espiritual como  material. El mismo se encarga de buscar las necesarias limosnas  y de  su  patrimonio ayuda  con  grandes  sumas  a mantener la fundación.

En 1666 renuncia al cargo  de provincial de  la  Hermandad  en  Sevilla para dedicarse exclusivamente a su otra  Hermandad de la Santa  Caridad, a sus pobres y enfermos necesitados.  En pocos años logra  reunir  a unos 500 hermanos,  a  quienes   hace   que  lleven  vida  “como de religiosos”, ejerciendo  sobre  ellos  una   verdadera  y  aprovechada  dirección   espiritual.  En adelante, iría convirtiéndolos en  los  apóstoles  de  la  caridad  en Sevilla.